PRIMER DÍA
Estábamos en medio del bosque, rodeados de árboles altos y densos, y el calor era sofocante. Sentía el sudor corriendo por mi rostro y mi ropa pegajosa en mi piel. Junto a mí, había otros seis participantes en esta actividad de supervivencia. Estábamos aquí para aprender a sobrevivir en la naturaleza, y para mí, era una oportunidad para descubrir cosas sobre mí mismo que no sabía.
Nos dividimos en grupos de dos y comenzamos a construir nuestro refugio para pasar la noche. Mi compañero y yo comenzamos a trabajar juntos, y aunque nos llevamos bien, no nos conocíamos demasiado. Comenzamos a recolectar ramas y hojas para construir nuestro refugio, y aunque parecía una tarea sencilla, pronto nos dimos cuenta de que no era tan fácil como pensábamos. Tuvimos que buscar una forma de unir las ramas y las hojas para hacer un techo resistente, y tuvimos que ser ingeniosos para hacerlo. Fue entonces cuando comencé a sentirme un poco abrumado.
Sin embargo, continuamos trabajando juntos, y finalmente, después de varias horas de esfuerzo, terminamos nuestro refugio. No era perfecto, pero nos sentimos orgullosos de nuestro trabajo. Durante ese tiempo, comencé a darme cuenta de que estaba aprendiendo más que solo habilidades de supervivencia. Estaba aprendiendo a trabajar en equipo, a ser más paciente y a tener más confianza en mí mismo.
Esa noche, después de cenar, comenzamos a hablar sobre nuestras experiencias. Algunos habían luchado para construir sus refugios, mientras que otros habían encontrado dificultades para encontrar agua. Sin embargo, lo que todos teníamos en común era una sensación de logro y una creciente confianza en nosotros mismos. Me di cuenta de que estábamos todos en esto juntos, y que podíamos apoyarnos mutuamente para lograr nuestros objetivos.
SEGUNDO DÍA
A la mañana siguiente, comenzamos a explorar el bosque. Mientras caminábamos, nuestro guía nos enseñó cómo identificar plantas comestibles y cómo encontrar agua en el bosque. También aprendimos cómo hacer fuego sin fósforos ni encendedores. Esta habilidad era crucial para nuestra supervivencia, ya que nos permitiría cocinar alimentos y mantenernos calientes durante la noche.
Una vez más, comencé a sentirme sorprendido por la cantidad de cosas que tenía que aprender. Sin embargo, esta vez, en lugar de rendirme, comencé a tomar notas y a hacer preguntas. Descubrí que cuanto más aprendía, más confianza tenía en mí mismo.
Al final del día, estábamos agotados, pero felices. Habíamos aprendido mucho y habíamos logrado mucho más de lo que pensábamos que podríamos aprender. Me di cuenta de que estaba superando mis límites y descubriendo habilidades que no sabía que tenía.
La última noche, estábamos ya mucho más cómodos en nuestros refugios y comenzamos a compartir impresiones y sensaciones sobre la experiencia. Cada uno de nosotros había superado diferentes desafíos, y todos nos sentíamos más seguros y con un mayor control de nuestras vidas. Había algo especial en estar en la naturaleza, en vivir con lo mínimo.
REFLEXIONES FINALES
A la mañana siguiente, cuando nos despertamos, estaba claro que la actividad de supervivencia había llegado a su fin. Pero para mí, había sido mucho más que solo una experiencia de fin de semana. Había aprendido más sobre mí mismo en esos pocos días que en muchos años de mi vida.
Había descubierto que puedo enfrentar situaciones difíciles y salir adelante. Había aprendido que, aunque pueda sentirme abrumado en un momento dado, puedo superar cualquier desafío si me esfuerzo lo suficiente. Había aprendido a confiar en mis instintos y a tomar decisiones por mí mismo.
Y lo más importante, había descubierto una nueva forma de ver el mundo. Al estar en la naturaleza, rodeado de árboles, plantas y animales, me había dado cuenta de lo importante que es cuidar nuestro planeta. La naturaleza es frágil y hermosa, y es nuestra responsabilidad protegerla para las generaciones futuras.
Aunque la actividad de supervivencia había terminado, sabía que todavía tenía mucho que aprender. Me sentía más seguro y más preparado para enfrentar cualquier desafío que se me presentara en el futuro. Y sabía que, aunque pueda sentirme abrumado o inseguro en un momento dado, puedo confiar en mis habilidades y en mi instinto para salir adelante.
Así que, si hay algo que puedo decir después de esta experiencia, es que nunca subestimes tu capacidad para superar los desafíos que se te presentan. Si te esfuerzas lo suficiente y confías en ti mismo, puedes lograr cualquier cosa que te propongas. Y si aprendes a cuidar nuestro planeta y respetar la naturaleza, estarás haciendo tu parte para hacer del mundo un lugar mejor para todos.