Aït Benhaddou, a 20km de Ouarzazate en Marruecos.

LO QUE MARRUECOS ME ENSEÑÓ

Hola, soy Carlos y tengo que deciros que Marruecos me cambió la vida.
Podría definirme como una persona aventurera, sin miedos y con ganas de comerme el mundo pero, desgraciadamente, mis ingresos no me permiten alejarme mucho de mi casa y mi trabajo. He viajado mucho por España al más puro estilo camper y así también he conocido parte de Francia y Portugal. Este año (2022) me propuse ir más allá y adentrarme en otro continente. (Parece mentira lo que nos cuesta a los españoles cruzar el estrecho con lo cerca que estamos de África.) Así que contacté con guías experimentados con el fin de que mi viaje fuera una auténtica aventura.
En un principio, ya que no quería ir solo, pensé en unirme a un grupo de alguna empresa de viajes organizados, pero luego me di cuenta de que la gente que va a esos viajes no es el tipo de perfil que soy yo. No quería viajar con gente mayor y con todas las comodidades, ¡quería adentrarme en el auténtico Marruecos! Entonces, gracias a un amigo, conocí a Felipe y empezamos a organizar la aventura. Al final nos juntamos 4 personas más nuestro fantástico guía y, en marzo, aprovechando unos días festivos, nos fuimos para allá.
El vuelo a Marruecos es super barato. Teníamos la opción inicial de ir a Marraquech, como todo el mundo, pero luego vimos que los vuelos a Agadir constaban 19€ ida y vuelta, así que cambiamos los planes y nos fuimos al sur. Nada más aterrizar en el aeropuerto empezó la aventura. Mucho antes de lo que imaginé. 
Nada más llegar a Marruecos te ves sumergid@ en su cultura sin posible escapatoria porque, aunque las grandes ciudades tienen un toque más occidental, la forma de vivir, comunicarse, organizarse, etc. de los marroquíes es muy peculiar. En ese momento, me sentí super tranquilo de estar con Felipe, ya que él lideraba el grupo y nos llevaba sin dilación a cada sitio. Esto me pareció muy importante porque en Marruecos, allí donde vas, te avasallan con intención de venderte algo u ofrecerte servicios varios. No es que sea inseguro, pero sí que es cierto que las estafas están a la vuelta de la esquina. Por esto agradecí haber ido con un guía porque él conocía los precios y sabía hasta donde regatear y por dónde moverse.
El viaje estaba planificado para ver ciudades y parajes naturales, conocer la comida y la cultura e integrarnos en la auténtica cultura marroquí. Si tuviera que contar aquí cada anécdota, no acabaríamos nunca. Cada día era un reto distinto. 
En las ciudades sentí un poco de agobio al principio porque no te dejan ir tranquilamente por la calle, sobretodo en las medinas (casco antiguo de las ciudades), pero luego aprendimos que todo es cuestión de actitud. Al igual que sucede en el mundo animal, la actitud y el lenguaje corporal lo son todo en un ambiente desconocido y rodeado de gente desconocida. Cuando uno camina con miedo o inseguridad por la calle, esto se percibe como vulnerabilidad por lo que otras personas pueden ver una oportunidad para aprovecharse de ti. En Marruecos, los lugareños tienen "mucha calle" por lo que hay que saber desenvolverse bien. Básicamente, aprendimos que caminando con seguridad y sabiendo prestar la atención justa a quien te marea por la calle el agobio disminuía notablemente. Es increíble cómo la actitud puede evitarte situaciones incómodas en lugares desconocidos. Esto, para mí, supuso un aprendizaje importante para la vida en general y de cara a futuros viajes.
También, me pareció sorprendente ver que en Marruecos, todo precio que no esté escrito en una carta es regateable. En cuestión de alimentación, normalmente, todo precio estaba cerrado. Pero, cuando se trata de comprar objetos, regalos o recuerdos, las negociaciones son intensas. Es algo muy divertido, ya que regatear el precio allí no es un ofensa. Justamente es lo contrario. Si aceptas el precio inicial, estás tan alejado de su cultura que no vas a recibir el trato más amigable y, seguramente, todo el que haya alrededor intente venderte algo. Eres el cliente perfecto (para enriquecer a los demás). También, he de decir que, aunque regatees el precio hasta el punto que te parezca económico, el vendedor sigue ganando un margen bestial porque lo que nosotros compramos como muy barato, en realidad, estamos pagando un precio muy caro desde su punto de vista. 
En cuanto a la experiencia en el Toubkal... No hay palabras para describirlo. El transporte hacia allí fue toda una aventura y luego nos encontramos ante una ascensión maravillosa. Ya en las alturas, tras no sé cuantas horas de progresión, me llamó mucho la atención el paisaje y las formaciones originadas por el clima. En la imagen os lo enseño. Me pareció súper curioso.

 

 Podría escribir durante días para contaros mi experiencia pero, al igual que hice yo, os recomiendo que la viváis. No os arrepentiréis de ello.

 

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